El Ser Humano en la actualidad
está harto de comprobar que todo en su vida gira en orden cuando guarda un
cierto sentido de disciplina y dedicación. El gran problema es que este aspecto
de orden, se ha trasladado a una serie de ritualismos que prevalecen bajo la
exigencia y la amenaza. Es decir, si no tomas 2 litros diarios de agua, no
drenas suficientemente el riñón, en consecuencia no depuras, retienes líquidos,
te aumenta la presión arterial y si encima tienes colesterol, estás en amenaza
absoluta de infarto. No se puede comer según qué, porque produce cáncer. Se
tienen que hacer ejercicio diariamente. Se tienen que usar cremas con
protección solar e hidratantes que sean naturales. Se tiene que hacer un mínimo
de comidas diarias a horas determinadas y casi bajo amenaza de desmayo si no se
cumplen los horarios. También se tiene uno que asear escrupulosamente, lavar 3
veces los dientes, duchar diariamente y recoger el baño. Después de haber
realizado las tareas de la casa, los deberes de la escuela y el trabajo extra
que nos llevamos a casa de la oficina. Controlar las cuentas. Elegir unas
buenas vacaciones para desestresarnos de poner tanto orden en nuestra vida y
que los niños suban lo más controlados y encarcelados posible, para que así nos
reproduzcan y tengamos argumentos sobre lo buenos que hemos sido encapsulando a
nuestra descendencia, orgullo de lo que nuestros padres hicieron con nosotros y
así en un sin fin eterno.
Sólo falta que venga uno o una de
esas que parece que no viven en este mundo y nos diga que a la lista añadamos
la MEDITACIÓN. Ni hablar, para eso acudimos al médico, nos receta unas
pastillas, las farmacéuticas se hacen de oro, nosotros vamos zombis y seguimos
en la rueda sin fin, de la que no somos capaces de salir.
Pero como todo en esta vida,
existe el límite. En todo hay una ley “oculta” que se llama “límite no se pasa”
y que sencillamente dar con esa pared nos hace reaccionar y reconducir la vida.
Debido a que estas actitudes del
mundo al que llaman desarrollado, ya son más que evidentes, es decir, no hay
lugar para que digamos: Ah! Pero es que no me había dado cuenta. Infinitas
técnicas, terapias, etc.. han aparecido, haciendo que los humanos más
despiertos se explayaran con su creatividad, para que sus mágicas creaciones,
puedan ser utilizadas por el humano que tenga un deseo sincero de cambiar el
rumbo de su existencia.
Si no existe esa intención
verdaderamente conectada a la voluntad, no hay cambio, sólo una pequeña pausa,
que nos volverá a llevar al límite, pero ese límite cada vez será más cercano y
evidente y las consecuencias de acercarse repetidamente a ese límite,
insospechadas, dependerá de cada uno.
Está más que constatado que la
meditación es la herramienta más mágica y poderosa para conectarnos con
nosotros mismos y con el cosmos. Ahí dentro, en el corazón está todo lo que
existe, no hay fronteras ni peligros ni nada que no pueda hacerse, crearse o
vivirse. Ahí subyace el potencial oculto que existe en cada uno de nosotros.
Durante cientos de años, si nos
vamos a dar un paseo al pasado cercano, podremos ver como en todas las
culturas, países y religiones, existe esta herramienta de quietud interior.
Podemos ver como en oriente, más abiertos al mundo espiritual, la meditación
forma parte integrante de la vida diaria. En nuestra actualidad, y debido a que
todo evoluciona - la espiritualidad también - no vamos a tener que realizar
sacrificios de ningún tipo a nivel de tiempo, práctica e intensos estudios para
poder realizar una meditación. Los sistemas basados en la respiración, la
concentración, los mantras, etc.. han sido perfectos y de utilidad en una
Conciencia determinada y para un tipo de personas determinado, ahora que todo
ha cambiado, la meditación tiene que ser una herramienta posible y eficaz al
alcance de cualquier persona.
La verdadera magia de la
meditación, es constatar la creatividad interior, el descubrimiento de quienes
somos, a través de viajar a las profundidades de nuestro Ser en todos sus
aspectos y posibilidades. No hay límites en el Corazón, sólo tenemos que tener
la osadía de adentrarnos en él y buscar, encontrar y continuar buscando. Esta y
no otra es la meditación que va a ser anclada en el Humano de la actualidad. La
Era en la que entramos, es un tiempo para saber quiénes somos y qué hacemos
aquí. Es tiempo para conocerse y saber todo lo que está en nosotros y así poder
ser la expresión y manifestación de lo más sagrado, nuestro Espíritu.
Joanna Escuder
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